Horacio Marín, con experiencia previa en la estructura de Tecpetrol del Grupo Techint, emerge como el próximo presidente y CEO de YPF, sucediendo a figuras destacadas como Pablo González y Pablo Iuliano. Esta modificación en la cúpula directiva genera interrogantes.
Las declaraciones de Javier Milei, quien aboga por la necesidad de «recomponer» YPF antes de su eventual privatización directa, plantean cuestionamientos adicionales. En este periodo de transición, se anticipa que YPF y Enarsa mantendrán un rol relevante, pero con un enfoque más racionalizado y orientado a la creación de valor previo a una eventual venta.
Eduardo Rodríguez Chirillo, posible secretario de Energía en el próximo gobierno, ha adelantado planes de «reorganización en YPF», haciendo hincapié en la necesidad de ordenar sus diversas unidades de negocio antes de considerar su privatización. Asimismo, destaca la importancia de evitar la instrumentalización política en la formación de precios a corto plazo.
El ascenso de Marín al liderazgo de YPF representa un cambio significativo en la estructura y gestión de la compañía, con posibles repercusiones tanto en la toma de decisiones como en la esfera gerencial.
El panorama actual, donde la privatización se plantea como un posible horizonte, suscita interrogantes sobre el futuro de una de las empresas insignia de Argentina y las consecuencias que este proceso de transición pueda tener en los ámbitos energético y económico del país.