Durante toda la mañana, en nuestro Facebook, compartimos algunos de los cientos de flyers de convocatoria para el paro de este 24E, muchos de ellos de agrupaciones culturales de la Patagonia, nuestro territorio de trabajo y análisis.
Hace mucho tiempo, no se había visto una mayor convocatoria nacional, en la que tantos grupos, asociaciones, conjuntos de personas, instituciones y empresa salieran a protestar contra esa Ola que se avecina. Una ola que amenaza la supervivencia de todos ellos, habida cuenta de la tremenda cantidad de artículos que afectan a la producción cultural, pero también a las de las empresas, la actividad económica, civil, social.
Una delegada gremial tuiteó y reflejó lo que muchos sectores movilizados se sienten en medio de la angustia: «Me siento como si fuera el 29 de marzo de 1982. Al otro día movilizábamos con el gran Saúl toda la CGT y el Pueblo en contra de la dictadura».
https://twitter.com/EvaBallestero/status/1749908627224199497/photo/1
Que Milei juegue in extremis para cambiar a la Argentina hasta convertirla en un reducto de pre-capitalismo salvaje, sin Estado, no es un simple amague. Ya lo del discurso de Davos fue el signo mayor: un ideologismo profundo, y un mesianismo también.
Dependerá de las calles, más que de los dirigentes (ya que muchos de ellos, peronistas o radicales, se mantienen tibios ante la gravedad que asiste al país).
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Tal vez Milei no podrá contra esa gran reserva de argentinos que creen en salidas con otros, en derechos humanos y sociales, en escuelas y universidades de calidad, en vacaciones pagas, en abrazos de compañeros, cumpas, vecinos, camaradas, pero aún así él intentará avanzar lo que más pueda. Tras esos forcejeos, quedarán los daños en la sociedad. No se sabe cuándo, ni cuánto, pero por la velocidad que ha tomado el asunto es probable que sea pronto y mucho.