Luis Alberto Quevedo: «Milei no tiene controlado el conflicto social y la respuesta que puede dar es la represión»

El ejercicio para todo ciudadano que no desea que la Argentina de la Justicia Social se caiga es escuchar a referentes de resistencias culturales ante el avance derechoso siempre acechante. Entre ellos, hay, dentro del periodismo. Eduardo Aliverti, por ejemplo, con sus editoriales, sus columnas, y sus diálogos sabatinos en su programa de Radio La Red, “Marca de Radio”.


Este sábado, por ejemplo, invitó al sociólogo Luis Alberto Quevedo.

Quevedo comenzó diciendo una verdad incómoda: desde que Milei se candidateó hasta la fecha, él “marca la agenda” nacional, con sus trapisondas, sus locuras, su misticismo, sus acciones y sus omisiones.

Pero además porque es escuchado. Todos coinciden en que Milei, a esta altura del año, 2 o 3 de marzo, aún conserva un 40 por ciento de adhesión. Quevedo dice que es porque ese discurso “anticasta” ha conectado con la sociedad actual.

Asombra a todos, e incluso al sociólogo, la contradicción andante: Milei con su discurso triunfalista (del 1 de marzo a la noche en el Congreso), en medio de una crisis gravísima dentro de la sociedad. Y luego toda la puesta en escena, pensada, imaginada y ejecutada para las audiencias actuales: discursos como un hilo de Twitter, y planos como en una película estadounidense triunfalista, con algún dron sobrevolando el salón, con el cuidado de la papada con esos planos siempre en picado sobre el personaje. Y también la ausencia total en planos de los bloques de la oposición.

Para Quevedo, lo de Milei es un discurso “de clase”, porque ataca a una sola clase, la trabajadora, mientras que defiende al capitalismo liberal salvaje en manos de las empresas corporativas. De clase porque pone como enemigos a los sindicalistas, como Baradel o Moyano, y escribe como punto 1 de su “Pacto de Mayo” el principio de “inviolabilidad” de la propiedad privada; copió muchos puntos de ese Pacto de Mayo al Consenso de Washington.

El de Milei es un Pacto en donde se mencionan reformas tributaria y aduanera, pero “nada”, absolutamente nada, “que tenga que ver con la producción o con lo salarial”, “Nada tampoco con el poder judicial”, un poder que no lo toca, pero que tampoco dialoga con él, aparentemente.

Los que viven en provincias saben que el punto más peligroso de ese Pacto es el que dice que debe existir un “compromiso” para avanzar con la venta de los recursos naturales. “Es decir, colocar a la Argentina una vez más como proveedora de recursos naturales”, aplicó Quevedo.

“Milei no tiene un modelo de trabajo productivista, no tiene ninguna medida para sostener algo de la actividad económica. No hay ninguna referencia a la economía informal”.

En la charla, Pedro Brieger, gran analista de política internacional, acotó algo interesante. Milei nunca habla de las dictaduras, ni las menciona. Él siempre habla de los cien años de decadencia por la presencia del peronismo, pero nunca menciona todas las dictaduras que hubo en todo el siglo XX, quizás porque él está de acuerdo con las políticas económicas de esas dictaduras, desde Uriburu, hasta Videla.

El animal

En cuanto al futuro, Quevedo resaltó cuando en su discurso Milei amenaza, diciendo a la “casta” (que serían los gremialistas, los políticos, y todo alrededor), que “si quieren conflicto habrá conflicto”, o que él mismo se convertirá en “un animal que no conocen”.


Pero el sociólogo subrayó algo más: que el límite que se autoimpone Milei no es el del animal enfurecido contra la casta, sino que se ve como alguien que se puede ir. Insinuó eso. “Es la idea del jugador que pone todas las fichas sobre el tablero. Dice: yo ya juego todo, no vengo por nada personal” interpretó Quevedo.

Pero Milei dijo que va a “dar batalla”, y de alguna manera, también eso es una respuesta a los que están a su lado como la vicepresidenta Victoria Villarruel y Mauricio Macri, quienes lo esperan “con cuchillo y tenedor” cuando él fracase, así ellos se quedan con el Gobierno.

“Milei les contesta en el discurso a ellos”, dijo. “Acá hay un gran jugador de ajedrez que es Mauricio Macri. Ha jugado increíblemente a la destrucción, a quemar todas las naves, a hundir a los propios. Es un jugador”, admitió Quevedo.

A su vez, dijo que “Milei le tiene miedo a Villarruel. Si uno ve cómo la ha desplazado de diversos lugares, le tiene temor. Cuando dice que dará batalla, les está diciendo a los propios, yo no me voy a deprimir, yo voy a pelear hasta el final”.

Específicamente, en cuanto al Pacto de Mayo, Quevedo dijo que Milei se metió en un «problema». Si juega al «todo o nada» con el límite del 25 de Mayo, día en que firmaría ese pacto con los gobernadores en Córdoba (justamente en la «Docta», la ciudad madre de universidades, la ciudad de la Reforma Universitaria, gobernada por un Llaryora que no está dispuesto a resignar la idea de la Universidad Nacional gratuita a los ultralibertarios), «si Milei no logra que le aprueben en el Congreso la precondición, la Ley Bases, y segundo que los gobernadores acepten algo con este lineamiento, será una fecha problemática».


Es que si a Milei no le firman el Pacto, «se abren todos los fantasmas del siguiente día, del 26 de Mayo». «¿Cómo sigue esto sin el éxito de Milei?», se preguntó Quevedo.

Milei “no tiene éxitos económicos para mostrar”, y Quevedo advirtió: “y no tiene forma de resolver los conflictos sociales que no sea con represión”, ya que, “otra cosa que introdujo Milei es que va a haber cambios en el régimen que va a aplicar. Creo que hay una legitimación cada vez más fuerte de que la violencia es parte de la política. Y eso lo profundizará en estos meses. No tiene el apoyo del Congreso porque lo desprecia”.

Concerniente a la relación con la Corte: “es un enigma, ya que Milei no la saludó, no la puso en el discurso. Y qué van a hacer los tribunos de la Corte. Qué van a hacer con los pequeños problemas que tienen de si es constitucional o no el DNU, qué van a hacer con el fallo de Neuquén sobre la reforma laboral”.
“Milei no quiere mostrarse dependiente de nadie. Es un personaje distinto de Macri, Macri es un empresario, un sujeto de clase, alguien que defiende intereses de sus amigos los de las corporaciones y después entra a la política para hacer eso. En cambio Milei no tiene ese recorrido”, distinguió.

“Milei va a dar la vida por sus ideas, y no por la plata. El no está jugado a eso”, comentó Quevedo, aunque previno que igual, el ultralibertario “sabe qué intereses defiende, que son los intereses de las corporaciones”. “El paquete de leyes Bases se lo pidió a Sturzenegger, no se lo pidió a los defensores de la economía popular, por ejemplo. El paquete que se envió al Congreso tenía cada artículo para defender a cada una de las corporaciones”.

Milei cree en esa economía de las corporaciones, sin embargo: “esos grupos económicos, el FMI, EEUU, quieren gobernabilidad”.

Y ahí es donde está la sospecha del fenómeno Milei entre los poderosísimos del planeta, porque Milei “no tiene controlado el conflicto social hoy, y de acá al 25 de Mayo se pueden dar episodios muy feos en la Argentina, que él esta provocando y la respuesta que puede dar es el de la violencia”.

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