Jorge Montoya no solía hablar mucho del tema. No solía dar muchas entrevistas. Consideraba que se había expuesto el tema en demasía. Su caso, el de toda su familia, fue uno de los emblemáticos a nivel nacional. No sólo se encontraron los restos de su hermano, Walmir “Puño” Montoya, sino, años después, se recuperó la identidad de su sobrino Ignacio Montoya Carlotto (el hijo de “Puño” y de Laura; el nieto de Estela de Carlotto, el nieto 114).

En estos cien días vive angustias dobles o triples por esta época de negacionistas de la dictadura que están en la Casa Rosada, esta era que comenzó a meterse en las bocas de todos, incluso de amigos, que minimizan lo sucedido en la dictadura cívico militar. Y también porque el primer ataque de la “motosierra” mileísta fue contra la cultura, los artistas y las instituciones que fomentan el arte.
Jorge es actor, uno de los fundadores de Casa de Teatro Patagonia, el grupo artístico local que tiene varias décadas de vida.
Acudió a la invitación del programa “Semana Sur” (programa de los sábados en El Caletense Radio conducido por Marcelo Romero), y por la noche participó de otro evento por la Memoria, en la Biblioteca Municipal.
“No es fácil hablar. Pero dadas las circunstancias que hay en estos momentos en el país, decidí hacerlo de nuevo”. “Uno debe militar este tipo de cosas”, reafirmó. Por un deber con las nuevas generaciones, con el pueblo actual, él dice que hay que contar, aunque remover esos recuerdos sea muy costoso a nivel personal. Contar a todos lo que fue la dictadura más cruenta en primera persona; cómo se vivió la dictadura en Caleta Olivia, cuando era poco más que un pueblo en los setenta, y en Cañadón Seco.
Le preguntamos si la actual época le provocaba recuerdos, un deja vu. “Hay cosas o declaraciones que me hacen pensar”, dijo, sobre lo que pasa en este momento en el país.
“Muchos no la vivieron, incluso amigos míos se dieron cuenta de esto mucho tiempo después, porque no lo comentábamos”, dice, explicando que el régimen dictatorial se padeció en silencio dentro de su familia, sin que los vecinos se enteraran.
“Fue un eje en mi familia: no comentar nada. Cuando recibíamos una carta de alguien que no conocíamos, la agarrábamos igual porque sabíamos que allí venía un mensaje de mi hermano (Puño). Pero por una cuestión de cuidados, de cuidar nuestro entorno, nadie comentaba nada. Entonces lo vivimos diferente. Y por eso muchos conocidos dicen: ni enterados estábamos. Y eso era lógico”, explicó.
La citroneta de los “servicios”
“Acá estaba la gente de los servicios (agencia de inteligencia militar que espiaba a civiles), y estuvo en Caleta. Yo sabía que al hacer dedo, siempre salía una citroneta color naranja a levantarme y yo sabía que era (un servicio)”, recordó. “A nosotros, seguro que hacían espionaje, porque ya en esa época buscaban a Puño”.
En ese vivir bajo el constante acoso de las fuerzas militares y policiales, narró otro recuerdo de esa adolescencia entre Caleta y Cañadón Seco: “Me llevaban continuamente a la comisaría por no llevar documento”.
“No es lindo contar lo que vivimos. Y con lo que está pasando ahora sentí el deber de seguir contando y militando por el Nunca Más”, afirmó.
Cuándo fue el momento en que se despertó esa idea del deber de seguir hablando: al escuchar las primeras declaraciones de la vicepresidenta Victoria Villarruel, que defiende a los militares represores condenados. “A mí me asustó”, dijo. O por ejemplo, cuando se habla en el Gobierno nacional de “querer darles indultos” a los condenados por juicios de crímenes de lesa humanidad.
Siente angustia por los que lucharon en el pasado para que no vuelvan las ideas de la dictadura. “Tanta gente que contó y trabajó para que no nos vuelva a pasar y parece que es en vano”, dijo.
Y puede estar pasando o no. “Espero que no”, dice. Pero cuando se enteró del ataque a la mujer de la agrupación H.I.J.O.S de la semana pasada, reaccionó con dolor. “Eso ya me da miedo. Me dije: si ya empezamos así… Era como antes. Similar. Pasaban dos o tres cosas…”.
“Yo voy a contar mi verdad. Lo que nos pasó, porque fue tremendamente triste. Por ejemplo, llegar a veces y encontrar a mi vieja (Hortensia Ardura), en la cocina llorando. Y le pregunté qué había pasado. Y decía: ‘nada’. Y era porque hace mucho tiempo que no recibía noticias de mi hermano. Y después otras cosas más crueles que nos fueron pasando”, relató.
Jorge se siente infinitamente agradecido de la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo porque se pudo reconstituir su historia familiar. Aunque él también hizo mucho para buscar a su hermano desaparecido durante décadas.
“Y tuvimos suerte. Nosotros, como familia pudimos recuperar el cuerpo de mi hermano, cuando lo encontró el centro de antropólogos forenses. Mi vieja lo pudo ver, aunque mi viejo ya no. Mi vieja pudo despedir los restos de mi hermano. Y después tuvimos la suerte de que apareciera Ignacio. Y pese a ello, con todo el tiempo, te remueve la cabeza. A mí me volvió a cagar el casco, como se dice vulgarmente. Entonces, cuando empiezan a pasar estas cosas de ahora y te invitan a contar, lo vuelvo a hacer. Para no quedarme luego con eso de ‘yo no dije nada”.
El teatro, el arte que ayuda a la expresión en tiempos oscuros
“Todas esas cosas me marcaron. Con el tiempo, cuando uno ya es grande, y después de muchos años de análisis te das cuenta que ese tipo de cosas a un adolescente lo marcan. Yo tuve la suerte de comenzar, justo, con teatro y a mí eso me ayudó muchísimo”.
“En esa época, en las obras de grupo Teatro Patagonia, todas las obras que hacíamos tenían un por qué y después se hacía un debate”, recordó.
Por ello, piensa que ahora es momento de “abrir el debate”, otra vez, “para quien quiera decir o hablar de nuevo del tema”.
Anunció que se está preparando próxima obra, es una obra que va a impactar, dice. Una obra estrenada en 1966, y que en Casa de Teatro Patagonia la hicieron luego, en la década del 70. “Cuando la vayan a ver a la obra, se darán cuenta de que lo que se hablaba en esa época se habla ahora”, dijo.
Aseguró que “es una comedia redivertida, pero adentro de lo que se dice, hay algo, algo para charlar. Esta pieza tiene parlamentos que hasta el día de hoy se dicen. Para quien vaya a ver la obra por lo menos se preguntará: ¿quiénes son, es nuestra sociedad, tenemos que cambiar?”.
Antes prefería expresarse a través del arte, como por ejemplo, en el ciclo “Teatro por la Identidad”, que se hizo el año pasado y que se reeditará en este 2024. El interés de los teatreros de la Provincia de Santa Cruz está intacto. “Todos dijeron: participamos sea como sea. Queremos hacerlo pero como una cuestión de militancia por esto”. Eso le manifestaban los actores y directores a Jorge. Grupos de teatro de Caleta, Truncado o Comodoro Rivadavia se comprometieron por la edición de este año.
La resistencia de los teatreros de la región también es por la “motosierra” ultraderechista que atacó a instituciones que promovían el teatro independiente como el Instituto Nacional del Teatro, desfinanciándolo.
“Ahora quieren borrar el Instituto Nacional del Teatro (INT). Muchos dicen: sí, bueno, hacés teatro con la mía. Y yo les contesto: sí puede ser. Con parte de lo tuyo. Cuando vos pagás la entrada de teatro, parte de eso va al INT, y también sacan un porcentaje de los juegos de azar. Y luego eso se reparte en toda la Argentina. Acá, gracias al INT, hubo un crecimiento tremendo del teatro en la Provincia. Y hay gente que necesita de eso. Porque le ayuda. No es que se haga rico. Es más, siempre estamos en el límite de la pobreza. Pero lo hacemos, contamos, llevamos a la gente reflexiones, llevamos cosas, que se diviertan. Eso hacemos los teatreros. Y ahora estamos amenazados y más en estos lugares, con distancias tan largas, aquellos que tienen que mostrar sus obras y transitar tantos kilómetros no rinde”, dijo.
“Si el instrumento del INT está mal, corregilo, pero no lo quieras romper”, agregó.
Comentó que en la Provincia se hizo “una asamblea de teatristas independientes, y estamos tratando de llevar a legisladores de la Provincia todo lo que podemos, a pedirles que no voten el DNU. Y sumamos una carta pública con lo que sucedió con HIJOS”.
Por la noche, invitado por la Biblioteca Municipal “Mariano Moreno”, fue a dar su testimonio de vida: para no olvidar, para no volver a repetir oscuridades, para resistir. Estará, además, participando de una charla debate que se hará a través del Consejo Interuniversitario Nacional, este lunes a las 14 horas, vía zoom. Y seguirá contando, transmitiendo. Fue testigo de la dictadura atroz, y no quiere quedarse sin hacer nada hoy.